Sobrevivió a la revolución rusa, a la revolución china, a 683 intentos de matarlo. A pesar de todo, luchó en forma quijotesca por la ideología marxista que daba sentido a su vida.
Fidel Castro murió demasiado tarde. Hubiera sido mejor que hubiera muerto antes de soportar el fracaso de lo que más amaba y de lo que creía. Seguramente hubiera pasado a la historia como los otros grandes revolucionarios: Lenin y Mao.
En esta entrada lo presento como el ultimo creyente porque el marxismo-leninismo que definió lo que era una ideología terminó convirtiéndose en una de ellas y tuvo en Fidel uno de sus más más devotos fieles. Cuando muy pocas personas creían en la revolución socialista mundial él seguía viéndola como el destino inexorable del hombre.
Porque pertenezco a una generación de latinoamericanos que vimos en el la esperanza de una redención definitiva de la pobreza y la explotación no puedo sentir ni odio ni desprecio por Fidel. Todos los que lo acompañamos en su sueño revolucionario nos decepcionamos por la tremenda realidad económica que nos despertó de ese mito ideológico.
La muerte de Fidel trae a la memoria muchos recuerdos amargos y dulces pero que pertenecen a un pasado irreversible que nos interroga sobre temas fundamentales del argumento de nuestra vida y ante todo acerca del nivel de consciencia que tuvimos cuando nosotros también creímos en esta ideología que consideramos como el verdadero significado de la historia.
Paz en la tumba del último creyente.
Hasta las revoluciones sucumben ante las FUERZAS del mercado manipuladas por la FUERZAS del PODER.
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qué significa “paz en la tumba”?
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Ojalá la muerte del gran Fidel Castro, el ultimo creyente, no sea motivo de nuevas guerras
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